Por Lalo Buendía
Dentro de este pequeño análisis trataremos de explicar algunas de las principales características y comportamientos de los mexicanos en general, hay razones explícitas que nos muestran el origen de ciertas costumbres o formas de actuar. Toda cultura tiene ciertos aspectos característicos que la diferencian de las demás, desde el lenguaje y su forma de utilizarlo hasta los comportamientos más complejos como el respeto hacia la muerte. En la cultura mexicana podremos encontrar diversos motivos que originan dichos comportamientos, pero también tenemos que puntualizar el hecho de que éste país es una nación llena de desigualdades y las diferencias económicas son abismales entre la clase baja y la clase alta y es por esto que podemos encontrar ciertas diferencias en los comportamientos o las costumbres, pero siempre, todos los mexicanos, llevamos una bandera que nos distingue del resto del mundo, sin importar clase social, religión, sexos, edades o cualquier otra característica distintiva entre nosotros, el mexicano por naturaleza siempre es MEXICANO.
He querido realizar este trabajo de investigación a forma de ensayo para plasmar ciertas ideas propias sobre el origen de ciertas costumbres o comportamientos, pero la mayor parte de dicha investigación la he basado en libros como el Laberinto de la Soledad de Octavio Paz, trabajo de mediados de siglo que hasta nuestros días nos sigue revelando parte de nuestra identidad como nación, también he utilizado algunos otros recursos como revistas, periódicos e incluso fuentes de Internet que en el final de este trabajo reseñaré como parte de la bibliografía que compone este trabajo.
Creo que es importante remarcar que las opiniones mostradas por Octavio Paz en su libro El Laberinto de la Soledad tienen gran objetividad, ya que este trabajo se realizó desde el extranjero, específicamente en Estados Unidos y el choque de culturas es importante para poder tener algún punto de comparación y darnos cuenta de ciertos aspectos que tal vez en casa jamás veríamos.
El mexicano como sobreviviente de un mundo globalizado…
Los mexicanos actuales, tenemos un pasado rico en historia, tenemos raíces, y esto aunque lo escuchemos como lo más natural del mundo es algo que nos hace diferente en un primer plano de las demás culturas, nuestro bagaje cultural es inmenso, somos producto de un pueblo milenario conquistado por la escoria Europea, tal y como lo dice Octavio Paz en su libro El Laberinto de la Soledad. El pasado de un pueblo glorioso que fue conquistado, violado y engañado por La Madre Patria es lo que ahora somos como pueblo, el choque cultural del México Prehispánico con la modernidad, el Indígena dominado por el Blanco, esto es México, un país que a pesar de ser independiente lleva a cuestas un mundo aparte, un mundo de terror y lucha, de derrotas y victorias, un México que renace y reclama su identidad, un país que despierta y pide a gritos una seguridad, un país que clama justicia, una nación que exige igualdad, esto es México, nosotros.
El mexicano siempre ha llevado una carga muy pesada, el sentimiento de inferioridad, éste ha tratado se ser explicado por muchas personas pero nadie ha sabido porque realmente esta característica es distintiva de nosotros los mexicanos, Octavio Paz atribuye este sentimiento a otro, la soledad, una soledad que despierta en la adolescencia y que tratamos de sobrellevar a través del uso de máscaras, caras ajenas a nosotros mismos que nos representan y con las cuales nos presentamos ante los demás.
El silencio es la mejor arma, es mejor ser callado y reservado que llorar y ser observado, es mejor demostrar prosperidad aunque nos falte el alimento; Samuel Ramos en su obra “El Perfil del Hombre y la Cultura en México” explica este sentimiento de inferioridad como un patrón de imitación mecánica a la auto denigración, explica que el mexicano nunca se siente completo, siempre tiene un vacío, siempre le hace falta algo, nunca està completo; Roger Bartra1 por su parte en su libro “La Jaula de la Melancolía” expresa una opinión mas ligada hacia la política, expresamente hacia los dirigentes políticos de la nación que desde principios de siglo crearon a un nuevo mexicano, basado en personas dóciles y pasivas para poder mitigar cualquier intento de sublevación.
Por mi parte pienso que este sentimiento se desarrolla desde el seno materno, como dice Octavio Paz el mexicano es el producto de una violación, es el hijo de La Chingada, la madre violada y ultrajada, y concuerdo con esa opinión ya que si nos remontamos a muchos siglos atrás el indígena fue mitigado por el Español, la lucha de independencia fue una batalla para liberar al Criollo del Imperio Español y el indígena siempre fue subyugado, y actualmente la clase política había sido tan opresiva disfrazada de paternalismo que nunca nos dimos cuenta de que el mexicano se volvió pasivo, el pueblo de México era un pueblo guerrero desde sus inicios y ahora solo somos un pueblo crítico que se preocupa, no se ocupa, y todas estas cargas se van transmitiendo de generación en generación, como una herencia que va pasando y pasará hasta que se ponga un alto.
Como mexicanos, siempre que pensamos o nos preguntamos por nuestras características nos viene a la mente solo aspectos negativos y yo pienso que esto es una creación, así como se crean las naciones se creó una identidad falsa, una identidad que constituye al nuevo mexicano, desde Vasconcelos que plasmó al mexicano con su estereotipo mundial del indio cabizbajo, siempre dormido y con su característico jorongo, y no puede faltar el maguey y los huaraches, hasta las películas de la “Época de Oro del Cine Mexicano” que plasman a un mexicano alburero, tramposo y fiestero, siempre melancólico en el fondo, violento, resentido pero eso si, siempre machista y sentimental, y coincido nuevamente con Roger Bartra que dice que “se ha inventado a un mexicano que es la metáfora del subdesarrollo permanente, la imagen del progreso frustrado”.2
También es interesante explicar el ¿Cómo somos? Desde la perspectiva de Samuel Ramos que dice, que “los hombres se moldean de acuerdo a las circunstancias de su historia” y trata de descifrar la mentalidad del mexicano y llega a las siguientes conclusiones:
Dice que la cultura en México es derivada, esto es que se ha alimentado durante toda su historia de la cultura europea y piensa que la cultura indígena fue desplazada casi en su totalidad, yo no estoy de acuerdo totalmente en esta aseveración ya que yo pienso que México es un país lleno de herencia prehispánica.
Menciona el momento histórico de la dependencia como un sueño modernizador, pero las circunstancias no lo permitieron y es por eso que se vivió un sueño inalcanzable. En esto coincido parcialmente ya que si bien el campesino tenía un sueño de ser realmente libre y liberarse del yugo del imperialismo, los verdaderos dirigentes del movimiento solo buscaban reconocimiento y poder político como dueños de la nueva tierra en donde habían nacido, buscaban una identidad que Europa no les ofrecía.
La imitación como patrón, Samuel Ramos dice que el mexicano oculta su verdadera identidad bajo la imitación del blanco, del extranjero, y en esto estoy totalmente de acuerdo ya que la globalización ha traído consigo escenas lamentables de imitación y pérdida de identidad.
Samuel Ramos menciona que la imitación de la cultura extranjera es un mecanismo psicológico de defensa que crea una apariencia de cultura, misma que libera a los mexicanos de un sentimiento deprimente de incultura, de falta de identidad. Un buen ejemplo de esto es el “Pachuco”, bien citado por Octavio Paz en El Laberinto de la Soledad como una persona que huye en busca de un mejor nivel de vida pero que se aferra a sus orígenes combinando otra cultura.
Todos estos rasgos son los que configuran el presente de la cultura y del hombre en México pues como Ramos afirma “la historia es el proceso viviente en que el pasado se transforma en un presente siempre nuevo”. 3
El Machismo como la carta fuerte del mexicano.
¿Qué fue primero, el macho o el mexicano?
Una de las cualidades más representativas a nivel mundial del mexicano es el machismo representado gloriosamente en el cine de la época de los 50’s, y no por nada ha sido o fue en décadas pasadas una característica primordial y básica del mexicano, de hecho ningún mexicano podría decirse mexicano sin ser un macho, esta costumbre o característica es producto del complejo de inferioridad del mexicano que coloca al machismo como su mejor expresión. El mexicano tradicionalmente ha llevado una vida hostil y tiende a reaccionar violentamente y siempre busca un conato de violencia para elevar su autoestima y demostrar su hombría, bien dice Samuel Ramos en referencia al llamado peladito4 “En sus combates verbales atribuye al adversario una feminidad imaginaria, reservando para si el papel masculino. Con este ardid pretende afirmar sus superioridad sobre el contrincante”. 5 Así bajo estas alusiones el mexicano creó un concepto de hombría relacionado con su identidad, el machismo como identidad del mexicano, un patriotismo creado a partir de un sentimiento de inferioridad y alentado por las madres oprimidas, mismas víctimas del machismo mexicano. No creo que exista un momento histórico en que podamos definir el nacimiento del macho mexicano, de una falsa identidad, pero personalmente creo que el machismo se crea de la mano con la identidad del mexicano como tal, es decir, es decir fue una forma de sobrellevar una carga pesada, una vida agobiante llena de desigualdades y sobre todo, la mejor forma de justificar su inseguridad y su sentimiento de inferioridad, pienso que el machismo mexicano nace como respuesta a la necesidad de contrarrestar una mala vida, una identidad perdida que buscaba ser encontrada aunque esta fuera falsa o equivoca.
No por nada el machismo ha sido una de las principales características de los mexicanos en trabajos de autores como Samuel Ramos, Octavio Paz e incluso Roger Bartra que tratan de explicar el porqué? Cómo? ¿ y cuándo?
El éxito globalizado del mexicano.
El nuevo Mexicano de finales del siglo XX ha entrado en un movimiento de imitación extranjera, asociando el lujo, el dinero, el poder y el consumismo como estándares de éxito, se ha dejado de lado el lado humanista, la convivencia familiar y armónica, la cooperación solidaria del vecino, ahora como se mencionó en una obra de teatro llamada “Sexo, Pudor y Lágrimas” de Antonio Serrano6: “La nueva mujer es una fuente de impotencia masculina, una castradora” refiriéndose al nuevo papel de la mujer en la vida del mexicano, una mujer más activa que ha dejado a un lado al hombre para salir y enfrentarse al mundo, logrando sus propios éxitos y enfrentando así mismo sus fracasos. Este nuevo estándar en la vida del mexicano lo podemos ver plasmado en obras clásicas de la sociedad mexicana de los 50’s como “Casi el Paraíso” de Luis Spota que nos narra la importancia del nombre y del estatus más que de las verdaderas posibilidades ante una nueva sociedad de ricos que buscan una identidad diferente al resto de los mexicanos, buscan una imitación burda de la sociedad europea, también encontramos características de éxito material en “La conspiración de la fortuna” de Héctor Aguilar Camín que narra la historia del poder y las redes que se tejen dentro del mismo, redes que algún día, en algún momento no te dejarán salir, Camín propone una sociedad sedienta de poder y venganza, una sociedad como la nuestra en donde el individualismo político juega un papel fundamental día con día, algo no muy alejado de nuestra realidad política actual y si tomamos en cuenta la época de referencia podemos ver que nuestro México no ha cambiado mucho desde hace medio siglo.
El nuevo mexicano no importa que sea parte de los 25 millones que vive en pobreza extrema o que pertenezca a los otros 40 que viven en pobreza, pero la televisión, la Coca-Cola y las sabritas no pueden faltar en una sociedad consumidora que asocia el éxito a lo material, que adopta productos extranjeros y los hace parte de su identidad, un éxito que no discrimina a pesar de las grandes desigualdades.
La muerte como amiga
La muerte es intransferible, como la vida. Si no morimos como vivimos es porque realmente no fue nuestra la vida que vivimos: no nos pertenecía como no nos pertenece la mala suerte que nos mata. Dime cómo mueres y te diré quién eres.
OCTAVIO PAZ
Es cierto que el culto a la muerte es característico de ciertas culturas milenarias, el respeto a la misma es característico de la mayoría de las culturas, pero hasta ahora creo que la convivencia, la risa, la fiesta e incluso la burla irónica de la figura de la muerte es una característica mexicana, tan conocida como la tortilla en todo el mundo, en la mayoría de los países Europeos la muerte es aceptada, pero jamás mencionada, como dice Octavio Paz, “ Es la palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios”, pero para todos nosotros los mexicanos la muerte es una amiga, una compañera, la acaricia, juega con ella y le hace el amor permanentemente; también es cierto que dicha actitud es un reflejo del miedo que nos representa, pero al menos no se esconde, simplemente lo transformamos y la confrontamos cara a cara llegando hasta el punto de la ironía.
Es importante mencionar que este deprecio irónico hacia la muerte no está de ninguna manera contrapuesto al culto que le profesamos, al contrario es una forma de enfrentarlo, una forma de disimular el dolor, de frenar la lágrima y convertirla en carcajada. El mexicano adora la muerte, la enfrenta, la seduce, pero jamás se entrega a ella, el mexicano no está dispuesto a realizar ese intercambio que amerita sacrificio, la muerte y el mexicano viven de cerca, permanecen juntos amándose sin contemplaciones, mantienen una estrecha relación, pero jamás procrean. El mexicano y la muerte van de la mano, siempre juntos, paso a paso, día con día, pero separados por una línea invisible que los impulsa suavemente hacia destinos opuestos.
Las máscaras y el miedo al desnudo.
Es muy escuchado en las películas nacionales la frase “El mexicano no se raja” o “No te rajes”, Octavio Paz realiza un análisis de esta palabra y dice que rajarse es abrirse, es decir el mexicano no se abre, no puede rajarse no puede mostrar eso que siente, eso que tal vez lo mata de felicidad o que le desgarra en lo más profundo de su ser, y simplemente el mexicano no se abre porque recrea un caparazón en donde se siente a gusto, en donde los problemas no le agobian, el rajarse sería permitir la entrada de intrusos a su intimidad, a lo más profundo de su ser. Pero realmente no entiendo el porqué esta cultura de las máscaras, ¿No sería mejor abrirnos, rajarnos? Expresar lo que sentimos sería interesante, no tendríamos que justificarnos, a los mexicanos no nos gusta abrirnos, preferimos ponernos una máscara para enfrentar la vida desde una perspectiva que no nos dañe tanto, una forma de ser creada, inventada, como las naciones o el machismo, fomentada por las madres, la chingada y la sociedad consumista.
El mexicano es apasionado por naturaleza, pero lo calla en sus adentros, lo guarda solo para ciertas personas y ocasiones, no le gusta hablar mucho de si mismo, se expresa acerca de si mismo en cortas palabras, refranes, frases, habla mucho pero sin sentido, hace alarde de sus cualidades, pero realmente se forma una identidad diferente, una identidad protectora, una fortaleza imaginaria que lo acompaña en todo momento y le cubre el corazón de ser lastimado, disimulamos para ser diferentes a la realidad. El mexicano solitario e inseguro por naturaleza se vuelve temerario y sociable en las fiestas, gracias al alcohol; la fama de “borrachos” que hemos creado los mexicanos es una forma de descansar de ese caparazón, de esa máscara que llevamos cargando día con día, el borracho se desinhibe, se une al folklore de la fiesta, se compenetra con el ritual mexicano que imprime vigorosidad en cada celebración, el mexicano borracho es como un niño solitario que al encontrar otros niños, juega sin importarle nada, así es el mexicano solitario que se despierta de su aparente realidad y vive, simplemente vive como desearía vivir, aunque solo sea por unos instantes.
Para terminar esta pequeña investigación debemos mencionar un aspecto muy importante, el mexicano siempre se ha caracterizado por ser un excelente artista, hemos tenido y seguimos generando excelentes personalidades, destacadas en el ámbito cultural, una explicación de Octavio Paz es que “el mexicano se diferencia por su producción artística, reflejo de su ser, escasa debido a la desconfianza de los mexicanos acerca de sus capacidades; se diferencia, confrontado en un país extraño, por su hermetismo, por la vergüenza de su origen, por la máscara, el hábito de mentir, por sus dioses disfrazados de santos, por su culto a la madre sufrida y abierta, chingada, por su culto a la muerte, que encierra miedo en azúcar y carcajada, sonrisa coqueta y burlona de la catrina”. Pienso que el artista mexicano es un buen catalizador, el mexicano como se dice por ahí, “guarda todo para sus adentros” y la cultura es una forma de sacar “eso” que tenemos dentro, “eso” que llevamos cargando, que tenemos escondido y que necesitamos mostrar, tal vez con diferente forma, pero eso al fin.
En conclusión…
Las negociaciones de cualquier tipo implican el conocimiento de la cultura, y si no conocemos nuestra propia cultura es como no conocernos a nosotros mismos. En el ámbito internacional, los mexicanos somos muy característicos, muy comunitarios, y es importante conocer nuestras debilidades y nuestras fortalezas para poder ofrecer y saber exigir ventajas. Conocernos a nosotros mismos es la clave del éxito de una negociación aunado al hecho de conocer a nuestra contraparte en los mayores aspectos posibles.
A partir de esta investigación he creado nuevas justificaciones a mi forma de ser, he encontrado respuestas a interrogantes básicas del ser mexicano, pero sobre todo entiendo que mi cultura es diferente, que mi pasado es importante y que mi vida es determinante, y como mexicano me siento orgulloso de serlo, con sus alta y bajas, buenas y malas costumbres, pero al fin y al cabo mexicano, lleno de orgullo y esplendor, cargado de tradiciones y costumbres que algún día transmitiré.
El mexicano más que una persona es un ente que sobrevive a pesar del tiempo, es una figura que sobresale de entre los demás, camina a través del tiempo y deja sus huellas marcadas en cada lugar que toca, imprime alegrías y desdichas, juega con la muerte, la seduce, la besa y después se ríe de ella, carcajea y bromea ante el dolor propio, se mofa de sus desgracias y utiliza una máscara que a veces la hace a un lado al candor de un buen trago que a pesar de ser amargo disfruta como el mejor elixir que la tierra, algo que la buena tierra puede ofrecer. El mexicano seguirá sobreviviendo a pesar de las circunstancias, al fin y al cabo siempre mexicano. Bien dicen que es una bendición y motivo de orgullo ser mexicano, mostremos al mundo que el mexicano es capaz, fuerte, inteligente, confiable y amigo.
Notas
1.- Roger Bartra es un investigar de la UNAM, perteneciente al SNI Nivel III, tiene un doctorado en la Universidad de la Sorbona y es especialista en estudios de Cultura y Poder, ha escrito varios libros entre ellos “La Jaula de la Melancolía.
2.- La jaula de la Melancolía, Identidad y metamorfosis del mexicano, Bartra Roger, México, 1996 (1987)
3.- Ramos, Samuel: El perfil del hombre y la cultura en México, México, Imprenta Mundial, 1934.
4.- Peladito.- Mexicano de clase baja de la época de los 30’s.
5.- Ramos, Samuel: El perfil del hombre y la cultura en México, México, Imprenta Mundial, 1934.
Machismo: Según la definición de gentejoven.org.mx, el machismo está basado en la supremacía social de los varones e implica no solo la competencia con otros hombres, sino también la discriminación y la agresión (ya sea brutal o sutil) contra las mujeres. No es exclusivo de los hombres, ya que muchas mujeres lo practican y lo reproducen. 6.- Sexo, Pudor y Lágrimas es una obra teatral de Antonio Serrano, llevada a la pantalla grande en 1998 y que aborda los problemas de la pareja actual en un mundo globalizado e infiel.
Bibliografía
Paz, Octavio: El Laberinto de la soledad, México 2000 (1950), Fondo de Cultura Económica.
Ramos, Samuel: El perfil del hombre y la cultura en México, México, Imprenta Mundial, 1934.
Bartra, Roger: La jaula de la Melancolía, Identidad y metamorfosis del mexicano, México, 1996 (1987)
Fuentes de Internet
Marco Antonio Carrillo Pacheco. Profesor de tiempo completo en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Querétaro. Tiene grado de Maestro en Psicología Educativa. Actualmente imparte las materias curriculares de “Historia y Sociedad”, “Cultura y Sociedad en México” y “Métodos en Psicología”. También es Investigador adscrito al Centro de Investigaciones Psicológicas y Educativas (CIPE) de la misma institución.
Email:marco@sunserver.uaq.mx
“El machismo” de Matthew C. Gutmann, en Masculinidades y equidad de género en América Latina. Suplemento LETRAS del Periódico La Jornada. Septiembre 5 del año 2002.
Machismo LA REVISTA. Obras que se van de las manos. Ortega, Damián. P. 62. Número 054, México 2005.